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26.5.08

Autobombo

De acuerdo, nadie nos vió subiendo la escalera del Palacio de los Festivales del brazo de Catherine Deneuve, nuestro último estreno no convocó exactamente el mismo número de espectadores que el Boca-Vélez del domingo pasado, todavía no ganamos las fortunas indecentes que esperábamos cosechar al lanzarnos en la distribución de cine de autor, Valeria Bruni Tedeschi no vendrá a tomar un capuccino en nuestras oficinas, nadie nos pide autógrafos por la calle, aún estamos esperando una invitación de la televisión para ir a bailar, almorzar o patinar y ni siquiera tenemos noticias de fákiu.

Pero en los Inevitables del último Radar, en la sección DVD, aconsejan Café Lumiere y La nube errante y en la sección cine, Offside (película que paradójicamente ya no está en cartel).


No todo está perdido.

20.5.08

Cordero de Dios

Despues de ver Cordero de Dios de Lucía Cedrón, uno vuelve a casa con algunas certezas:

1. Cordero de Dios es una buena película, con un guión excelente.
2. Mercedes Morán es grandiosa.
3. Algunos errores de casting y unas remarcaciones innecesarias (la escena del hipódromo, el personaje del general) enturbian lo que podría haber sido una gran película.

La historia, inspirada en hechos autobiográficos de la directora, recrea la violencia política de los ´70 a la luz de la violencia criminal de los ´00. El manejo de los tiempos con permanentes idas y vueltas entre las dos épocas es probablemente lo más atractivo de la película. Además, al desarrollar la parábola sobre la violencia, la directora tiene la cortesía de no tratar de educar al espectador, una calamidad frecuente en cierto tipo de cine comprometido.

Los vínculos entre la madre y la hija (Morán-Balcarce) que ilustra el abismo generacional que las separa y entre el padre y la hijita (Minujin-Morini) que desborda de ternura filial, son tan justos que justifican por si solos la película.

El final, un perdón sin olvido, es una buena manera de cerrar el círculo.



Al volver a casa mi mujer se zambulló en la biografía de Galimberti publicada hace unos años, buscando los hechos que inspiraron la película y que sorprendentemente no fueron mencionada por la prensa en el momento del estreno.

En el ´80 Jorge Cedrón, el director de Operación Masacre exilado en Paris junto a su hija Lucía y a su mujer, fue interrogado por la policía francesa en presencia de agentes de la SIDE, en relación al secuestro de su suegro, Saturnino Montero Ruiz, ocurrido en esa misma ciudad. Unas horas después Cedrón fue encontrado muerto en los baños de las oficinas de la policía francesa, con 4 cuchilladas en el cuello. Al día siguiente Montero Ruiz fue liberado. La investigación nunca avanzó más allá de un supuesto y oportuno suicidio.

19.5.08

Humor de perros

Según nuestro colega Z., nosotros los distribuidores chicos no vamos al festival de Cannes, si no al de Canes. Allí la alfombra roja, la Costa Azul y los verdes. Aquí, el descolorido barrio del Once, Lavalle y Ayacucho, las esquinas de un negocio del cine que se parece cada vez más a un Battle Royale protagonizada por escolares de 60 años.

Mientras otros hacen lo imposible para comprar los derechos de cine, video y tele de la última de Woody Allen (que dicho sea de paso bien podría de una vez por todas filmar su última película), nosotros nos quedamos acá y charlamos con Cinefrik sobre si hay o no un futuro posible para este negocio, cuando pareciera que la tecnología va más rápido que sí misma, y que aquello que viene a reemplezar el soporte que en nuestro país recién se instala ya nace obsoleta, cuando el cine tiene destino virtual.

Allí los besos entre Penelopé y Scarlett, Maradona haciendo jueguito, y las trompadas de Tyson. Acá no hay muchos besos pero si varias peleas, para ver quién se queda con lo poco que queda, entre salas que cierran, videoclubes que venden chocolatines y canales de televisión que ya no pasan cine, a veces películas...

8.5.08

El nido vacío

En una de las escenas finales de El nido vacío, la última película de Burman, la pareja protagonista discute frente a su hija y su yerno sobre un recuerdo que no logran conciliar. El yerno no entiende la discusión ya que considera que en una familia hay lugar para todos los recuerdos. Incluso aquellos inventados.

Algo parecido ocurre con la película. No sabemos si la historia es una ficción del escritor o si es el resultado del sueño cumplido de poder volver al pasado para ¨arreglar algunas cositas¨. Tampoco nos queda claro si el personaje del neurocirujano-confidente (Arturo Goetz, impecable como siempre) existe más allá de la fantasía de Leonardo (Oscar Martinez, muy bueno).

Creo, como el yerno, que hay lugar para todas las interpretaciones ya que no se trata de una película realista (costumbrista diría nuestra amiga spectatrice) sino de un relato fantástico hecho a partir de los miedos de un director joven que imagina lo que le puede ocurrir en veinte años y se los hace padecer a su personaje, un escritor cincuentón. Por razones obvias Burman deja de lado la experiencia y privilegia sus propios temores. Eso es probablemente lo más notable de El nido vacío.

Así como disfruté de los guiños al público en películas anteriores (el paradigma del cuchillito de leikaj, por llamarlo de alguna manera), me gustó que en esta el director los obviara. Alguien me comentó que le parecía una película más comercial que las anteriores, dirigida a un público más amplio. No se si esa fue la intención pero no me queda claro que ese sea el resultado. Sin duda es una película más melancólica (lo cual en el caso de Burman es mucho decir) pero tampoco me queda claro que ese sea un criterio comercial.

Aconsejo leer el artículo de Horacio Bernades en Página y no llegar tarde. La primera escena es excelente.