791blog

26.2.10

Entomología paisana



Sabed ahora que Dios me ha derribado,
Y me ha envuelto en su red.
(Job 19:6)


Un hombre serio, el último y extraño film de los hermanos Coen (aunque decir que un film de los hermanos Coen es extraño, es un pleonasmo) retrata su propia adolescencia en Minnesota. El recuerdo por supuesto no tiene mucho de autobiográfico, como irónicamente lo aclaran los dos hermanos (¨Fargo también transcurría en Minnesota y puedo asegurar que en los alrededores de casa nunca vimos a nadie triturando a algún vecino dentro de una mezcladora de cemento¨), sino que continúa desarrollando el Manual de Entomología Humana iniciado con la maravillosa Simplemente Sangre.

Los hermanos Coen parecen querer mostrarnos a sus personajes-insectos a través del vidrio de un hormiguero. Si bien no suelen demostrar una gran empatía con ellos, hay en este caso una cierta ternura (una suerte de Amarcord judío, como escribe el amigo Monteagudo) pero que aparece detrás del gran asombro que sirve como motor de la trama y que no busca explicaciones (raras veces las hay en sus películas) sino que se concentra en las preguntas.

Como lo hacen los rabinos a los que recurre nuestro agobiado hombre serio Larry Gopnik, el excelente Michael Stuhlbarg (una especie de reencarnación de Harold Lloyd), que repiten una y otra vez que Hashem siempre tiene sus razones. No importa si Gopnik, a quien la vida parece castigar tan injustamente como a Job, como él tampoco tenga la menor idea de las razones de esas divinas razones.

La estructura de la película, en capítulos y con una oscura fábula inicial, no hace nada por interpretar o siquiera aclarar a Hashem. Al contrario, y eso es sin duda lo más atractivo, logra transmitir al espectador el mismo desconcierto que padece Gopnik.


Ningún judío fue lastimado durante la producción de esta película, aclaran los títulos finales. Luego de verla, es posible dudarlo.


Publicado por Rinconete

22.2.10

Otra Dimensión

"El 3D va a ser como el sonido stéreo, que en sus inicios se suponía que iba a aplicarse sólo a las grandes producciones pero que terminó transformándose en el standard de sonido de todas las películas, grandes y chicas".

A diferencia de lo que imaginan los gurúes de la industria del cine, y después del increíble suceso del Air Cinema, el departamento técnico de 791 trabaja noche y día en una nueva revolución tecnológica diseñada especialmente para el público cinéfilo: el cine 1D.

Ahora que los espectadores de cine de autor ya se acostumbraron a películas de orígenes improbables, duraciones de un mínimo de 3 horas, prácticamente sin diálogo ni acción, se nos ocurrió que el espectador realmente exigente merecía un nuevo desafío, algo que pusiera verdaderamente a prueba su cinefilia y no le permitiera achancharse. El cine unidimensional, además (y como lo muestra la imagen adjunta) dá la posibilidad de ver la misma película en la dimensión Vertical, o en la Horizontal, duplicando la dificultad de encontrar algún tipo de significado en la misma (y duplicando también, la verdad sea dicha, la posibilidad de recuperar algún dinero de parte del abnegado productor).

De cumplir con los tiempos proyectados, todo indicaría que, en 2011, casi el 30% del cicuito del cine de autor de nuestro país ya debería haber instalado la tecnología 1D (si bien el precio de las cartuninas negras troqueladas para los proyectores no fue definido todavía, nuestro departamente de marketing asegura que dicho costo se recuperaría con apenas 3 o 4 estrenos de cine de autor, toda una oportunidad para nuestros exhibidores especializados).

17.2.10

Amor sin escalas

La vida es injusta.

No me refiero a las grandes injusticias, al hambre en el mundo, las enfermedades degenerativas, la fortuna mal repartida o los apocalipsis recurrentes de Elisa Carrió. Me refiero a las injusticias modestas, de cabotaje, esas que injustamente no califican ni siquiera como injusticias.

Como la que padecía un compañero de mi colegio. No habiendo recibido del cielo nada parecido a la gracia, le era imposible generar la menor empatía con su entorno por más que lo deseaba con furia. Aún cuando intentaba contar un chiste copiando metódicamente, sílaba a sílaba, la descripción que venía de escucharle al inevitable gracioso del grupo, su fracaso estaba anunciado. Sin embargo eso no era lo más doloroso sino la dimensión paquidérmica de su fracaso. Mi único consuelo era pensar que solo yo detectaba sus caidas abismales.

Algo parecido sentí al salir de Amor sin escalas, el bochornoso film de Jason Reitman, director de Juno. Nada esperaba, o muy poco, y sin embargo me fui furioso. Me hubiera conformado con poca cosa, un billete de Estanciero, medio dracma, un par de afganis, medio kilo de yerba. Pero ni siquiera eso recibí.

Terry Gilliam dijo refiriéndose a la explosiva Wanda, que era inverosímil que se enamorara del tedioso abogado interpretado por el gran John Cleese y sobre todo que decidiera escapar con él. Justificaba la decisión de su amigo el director Charles Crichton por imperativos de Hollywood y otras calamidades. En el Amor... solo hay imperativos y a diferencia de Un pez llamado Wanda no solo el final es inverosímil.

Un grupo de ejecutivos más o menos amorales llevan con ímpetu una vida cuya soledad espantaría a San Antonio. Son ermitaños de lujo que han decidido cambiar las cuevas del desierto por las salas Vip de los aeropuertos y el cheap sushi al que se refiere George Clooney en uno de los momentos menos tediosos de la película. Su horizonte mediocre es el de acumular millas o tarjetas de pasajero frecuente y mientras tanto escaparle al espanto doméstico a 10.000 m de altura. El fondo profundo es el drama del desempleo. Lamentablemente a poco de andar el director parece asustarse de su propia audacia y decide transformar a su criatura, un reptil de sangre fría, en soñador enamorado y a su joven aprendiz de cínica en frágil víctima del sistema.

El final, abierto o cerrado, es en definitiva absolutamente irrelevante.




Nadaquever 1 Luego de haber recibido críticas y lamentos por la incorporación del Hallelujah de nuestro sombrío amigo Leonard Cohen en uno de nuestros posteos, causando intentos de suicidios grupales e incluso individuales y siguiendo como siempre las enseñanzas de nuestro Maestro de Luz Sri Sri Ravi Shankar, decidimos proponer un antídoto: el luminoso Karma Chameleon de Loly Molina. Felicidad garantizada además de una sana melancolía sin la cual el mundo no sería lo que es.

Nadaquever 2 Mi hija planea estudiar en la FUC. Más allá de la felicidad que eso implica ya que permitiría que vivamos en la misma ciudad, se me ocurrió consultar sobre esa escuela con los miles y miles de estudiantes de cine que leen este blog (según lo que aseguró el Gerente de Comunicación Corporativa de 791 en nuestro último workshop).